Se considera un traslado de bajo riesgo aquel en el que el paciente no presenta complicaciones médicas graves y no requiere intervención médica urgente durante el transporte.
Los traslados de pacientes que han recibido tratamiento médico y necesitan ser trasladados a otro centro para continuar su recuperación, chequeos rutinarios, o traslados de pacientes dados de alta que necesitan ser llevados a su hogar.
Un traslado de alto riesgo implica el transporte de pacientes que presentan condiciones médicas graves o inestables que requieren atención médica especializada y monitoreo continuo durante el transporte.